26 jul 2015

EXACTITUD GEOMÉTRICA





Podría parecer que llegaste a destiempo, igual que aquella primavera que entraba a hurtadillas y descubría el aroma de azahar encubierto en el rocío de todas mis escarchas.
Podría parecer que llegaste para sumar a mis noches todos los insomnios y demostrarme, a mi misma, el teorema que calcula la ecuación lineal de mi paciencia.

Yo sé que tú viniste a despertarme de un tiempo dormido en la costumbre.

Podría deshilvanar el pasado y buscar en mi memoria todas las lágrimas derramadas por tu nombre, pero es tan terco el olvido que se apropia de toda la lluvia sin aliento de mis ojos y sólo me deja recordar a aquel gorrioncillo, de rubio plumaje, que tantos años sostuve entre mis manos.

Tal vez un día no recuerde tu nombre o el perfil de tu mirada, pero el corazón siempre albergará la silueta de tu mano con la medida exacta de mi cuello.

Hoy descubro en ti mi reflejo como agua de Mayo y descubro que estás hecha con la misma geometría de mi piel. No me eres extraña, ni me eres ajena. 

Podría parecer que soy yo misma,
……………………..............pero estás hecha de mí, desde el principio en mí,
….....…………………………………………       ……….........…………….......…..pero sin mí.


“Dedicado a mi hija”

Ti voglio bene e ti manchio tantissimo, cara figlia.

© Ana Villalobos Carballo

4 comentarios:

Alonso de Molina dijo...

preciosa Ana, tu niña tiene que estar más que orgullosa de la madre que a su imagen y semejanza pero sin ella -menudo cierre Anita- le ha tocado en suerte, en buena suerte!

un beso de los tuyos!

Unknown dijo...

Decir orgullo suena a poco.
Quizás aún no soy de palabras como mi madre, el tiempo todo lo dirá, pero nunca está de más una frase universal: mami, te quiero.
Gracias.

Manu dijo...

Querida, Ana, podría parecer que llego a destiempo
pero lo importante es que llego y, como es habitual,
me enamoran perdidamente tus palabras. Preciosa
también la foto y esa niña de tus ojos. Imposible no
sentirse orgullosa de una madre como tú. Seguro que
ha sido su mejor regalo de santo.

Un beso

Manu

Julio dijo...


Vienen como agua de mayo hasta el secano de la vida y -según otro refrán más prosaico- con un pan debajo del brazo... pero también con sus inquietudes y temores y problemas... Así fuimos alguna vez y así son cuando llegan, agua de mayo.
Con un abrazo.
Salud.

Julio González Alonso